Acompañar a los hijos en su educación sexual
El impulso sexual: su sentido y grandeza
Son muchas las concepciones sobre el sexo y su sentido que hoy existen, muchas las confusiones y las divergencias. ¿Estamos preparados para orientar a nuestros hijos? Ellos están expuestos a todo tipo de doctrinas. Para poder orientarlos en relación a su sexualidad, es preciso que tengamos claridad respecto a la naturaleza del impulso sexual. En todo caso, hoy es necesario profundizar este tema, a fin de poder dar razón de lo que muchas veces les pedimos o mostramos como lo correcto.
El impulso sexual mueve a amar a una persona del otro sexo, de tal modo que ese amor va más allá de ser un amor espiritual o una amistad, puesto que abarca también la tendencia a poseer y a recibir por entero a esa persona a quien se ama, uniéndose a ella con alma y cuerpo, de tal manera que en la culminación de esa mutua donación de amor está incluida la relación sexual y, con ella, la posibilidad de que surja un nuevo ser como fruto de esa unión.
Cuando se da este tipo de relación de amor, que abarca al cuerpo en su genitalidad y al alma, hablamos de un amor esponsal, a diferencia de un amor paternal, maternal, filial, fraternal o de amistad.
Un padre o una madre aman a su hija o hijo de forma diferente. En toda amistad entre personas de diverso sexo, o en el vínculo paterno-filial, se da el magnetismo propio de la polaridad entre lo femenino y lo masculino. Cuando se da, en cambio, un amor esponsal, este amor va más allá, involucra al ser en su totalidad, cuerpo sexuado y dimensión espiritual, tendiendo a la unión o fusión de amor, la entrega total del uno al otro, que culmina en la unión sexual.
La sexualidad es un impulso o tendencia de amor entre un varón y una mujer, que nos saca de nosotros mismos, volcándonos hacia el tú y nos proyecta hacia el fruto de la mutua entrega. Por eso decimos que el impulso sexual posee una triple virtualidad. Abarca esencialmente:
• una tendencia al alma,
• una tendencia al cuerpo, y
• una tendencia al hijo.